martes, 3 de abril de 2012

Había una vez un peral muy chiquitito...

Bueno para ser precisa, un peral enano en nuestra terraza.
Jose Luis
Lo trajimos a casa el sábado, y antes de llegar ya tenía nombre... "Jose Luis", ¡por lo de perales claro! Es un chiste muy malo, lo admito, pero en mi defensa cabe decir que ha sido su papá quien le ha puesto el nombre artístico al pequeño peral.
Con él se inaugura felizmente, y espero que así siga siendo, la sección de frutales de "mihuertoandme".
El lunes lo trasplanté a su nueva maceta, con un montón de piedrecitas en el fondo para que drene bien, luego recibió un baño "antiplagas" por si acaso y un riego considerable. Todavía no ha hecho declaraciones sobre si es feliz en su nuevo hogar, pero al menos, hago constar que no se ha quejado de momento.
Nos costó 18 euros, que no sé si será un precio caro o barato.
Aquí en la foto podéis ver la "cicatriz" del injerto que tiene en el tronco mi "Jose Luis", pues es así, injertando como se consiguen hacer árboles enanos que den frutos. Tranquilos que no media manipulación genética alguna de esas que nos dan tan "yuyu".
Injertar es  una técnica hortícola muy común, que consiste en cortar las partes deseadas de los dos ejemplares, unirlos, y atarlos bien hasta que se crea una unión entre ellos. Eso sí, hay que cortarlos por donde se debe, en la fecha conveniente, hacer bien la unión, saber que especies son compatibles... vaya que parece fácil y me da que no lo es en absoluto.
A la parte baja (las raíces) se le llama rizoma, y es la que controla la altura del árbol. La parte superior del árbol, llamada  Púa de injerto,  es la responsable del tipo de fruta que vamos a comernos en casa muy pronto.
La verdad es que salir a mi terraza, ver mi arbolito con sus frutitas y comerme una recién cortada me parece una maravilla, pero primero habrá que ver si se adapta bien, regarlo con mucho mimo, esperar a que florezca y que estén maduro los frutos, una vez más... paciencia.

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